Hipnotizado por la cueva ante él, camina hacia ella y
atraviesa la entrada, justa como para poder entrar de pie. Siente miedo, sabe que
su fobia y esos lugares no encajan, pero una extraña curiosidad lo empuja. Avanza
lentamente y el olor de la tierra húmeda se vuelve cada vez más intenso. Camina
en la oscuridad, hasta sentir sorpresivamente como la roca cede bajo sus pies,
su cuerpo se desliza por una pendiente sobre el suelo musgoso hasta caer en un
estrecho hueco, lo suficientemente profundo como para no poder salir por su
cuenta. Su corazón, ya agitado del susto, comienza a aumentar su ritmo. Siente
como si la cueva se contrajera y expandiera de forma rítmica tal latir de un
corazón, frías gotas de sudor corren por su rostro, sus extremidades se sacuden
involuntariamente, comienza a gritar pero nadie lo escucha, está solo. Su pecho
se estremece aún más, un fuerte dolor en él lo hace doblar, solo dura unos
segundos, hasta que una extraña calma acompañada de un intenso brillo cegador lo
invade. Ya no volverá a sentir miedo, ya no sentirá nada más.
sábado, 20 de julio de 2019
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Lindo blog. Éxitos y saludos
ResponderEliminarSu comentario es el primero del Blog, muchas gracias por el cumplido, de verdad, no sabe cuan feliz me hace.
EliminarBuen relato. ¿Es de tu autoría?
ResponderEliminarHe visto en las noticias que hay personas, niños regularmente, que mueren de esa manera.
Salud y saludos.
Si amigo, es de mi autoría. Muchas gracias por comentar, me alegra que le guste.
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