Abre sus ojos, y en la oscuridad de su habitación, aun sin salir de la cama extiende su mano para tomar la laptop que reposaba sobre la mesa. Con la luz de la pantalla como única compañía comienza a escribir la carta que tanto deseaba enviar, abre su pecho y deja salir un sin número de palabras que describían sus más profundos sentimientos, el amor que sentía. Después de una largo tiempo, y habiendo terminado de escribir, su rostro es invadido por una indescriptible felicidad, pero no hay satisfacción, le falta encontrar a quien enviarla.
martes, 6 de agosto de 2019
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